Traducción literaria




TRADUCCIÓN LITERARIA





Cuando hablamos de traducción literaria nos referimos a la traducción de novelas, cuentos cortos, poemas, etc. 
Aunque existen diferentes tipos de traducción, nosotros nos centraremos en esta, ya que es a la que nos queremos dedicar y una de las más complicadas y marginadas en el marco de la traducción como oficio. La traducción literaria toma como inicio varias vertientes entre las que destacamos la traducción de la Piedra Roseta, que se encuentra actualmente en el British museum. Gracias a ella, hoy en día conocemos los jeroglíficos y el griego antiguo. Como podéis ver, la traducción literaria ha sido y es muy importante para las sociedades del mundo, un nexo de unión entre culturas diferentes. 


El desarrollo del proceso de traducción literaria no es, en principio, diferente del de otras clases de traducción, como son la traducción científico-técnica, legal, bíblica y de otros escritos religiosos, etc. El problema reside en establecer criterios de calidad, criterios que nos permitan calificar el producto de acertado. No se puede juzgar una traducción ni de buena, ni de mala, ya que son juicios subjetivos y globales que bloquean la posibilidad de un análisis detallado. Además, bueno y malo son posiciones extremas que se asemejan a criterios morales que nada tienen que ver cuando juzgamos un producto de la inteligencia y del espíritu humano. Acertado o apropiado como dicen algunos, es un valor relativo, como lo debe ser cualquier valoración sobre una realización humana, que un traductor crea (por un contrato de trabajo) para que sirva a un lector que adquiere (compra) y utiliza este producto. Como dice Paul Valèry, traducir es producir con medios diferentes efectos análogos.



El traductor debe tener un don de la palabra escrita. El traductor tiene que saber escribir, profundizar en el escritor, saber el idioma del que traduce y el idioma meta y traducir el mensaje y el sentido. Debe conducir al lector hacia el original traducido, manteniendo los aspectos culturales. Opta por la traducción libre, ya que la transmisión del mensaje es lo principal.

Los temas que da Newmark (2002) son muy útiles para los traductores. Parte de la idea de que no hay que traducir palabra por palabra ya que puede tener un resultado extraño en la LM. Hay que ver más allá de la palabra, al nivel de la frase y del libro como conjunto. También dice que las palabras son elegidas cuidadosamente, y que hay que respetar el estilo del escritor. El traductor debe prestar atención tanto a la cultura de la obra original como a las normas estilísticas de dicha obra, el estilo del autor, la traducción de dialectos, y las normas del texto original, entre otras cosas.





Unos de los lingüistas más importantes y que más han ayudado en el desarrollo de una teoría de la traducción, son Ayala (1965) y Newmark (2002). Opinan que el traductor debe fijarse en la estructura y saber escribir una novela. Según ellos, la traducción literaria es tanto arte como artesanía. Los textos entre sí pueden diferir en dificultad y parece bastante útil para el traductor darse cuenta de esto. Traducir Archer no es lo mismo que Calvino y si uno se encarga de la traducción del último, debe preguntarse si es apto para la tarea. 

Merlini Barbaresi (2002) también aporta algunas ideas interesantes. Mediante un ejemplo demuestra que es muy importante ver las palabras y las frases como una parte del conjunto, y que no hay que desviarse mucho de la estructura del original. Ella opina que cuando en la obra original prevalece la estandardización, también tiene que producirse este efecto en la traducción. Asimismo, cuando domina la polifonía, también se debe presentar en la traducción. 
Concluyendo se puede decir que las teorías mencionadas tienen cada una su punto de perspectiva. Algunas ideas se repiten por ser importantes, por ejemplo la de evitar la traducción palabra por palabra e intentar ver las palabras y frases como parte del conjunto. Otras difieren de otras teorías, por ejemplo el grado de dificultad de ciertos textos y por consiguiente el grado de dificultad de la traducción. Sin embargo, aunque todas son útiles para los traductores, los que me servirán a la hora de traducir los fragmentos de Al morir don Quijote provienen de las teorías de Newmark (2002) y Bassnett (1991). Son las siguientes: 
- prestar atención a las convenciones estilísticas del texto original y el estilo del autor (Newmark 2002).
- el traductor tiene que ser consciente del hecho de que las expresiones idiomáticas no siempre se dejan traducir literalmente porque el carácter de la LM a lo mejor no lo permite (Bassnett 1991).



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